El secreto constituye un concepto profundamente paradójico, aunque esencial para entender la diferencia entre la comunicación mediante la razón discursiva y la razón poética. nos remite a un saber cuya característica principal radica en el misterio, la ocultación. La mera existencia del secreto apunta a que el mensaje que contiene se considera valioso, tan valioso que merece ser guardado, protegido y, dadas las circunstancias apropiadas, incluso compartido. Por otra parte, el secreto por definición nos compele al silencio; he aquí la paradoja. En "Por qué se escribe" Zambrano afirma que «Descubrir el secreto y comunicarlo son los dos acicates que mueven al escritor». (oOCc, volumen, pág. 446). Sin embargo, Zambrano no se propone violar ese secreto divulgándolo, sino mantenerlo vivo compartiéndolo con el lector, haciéndonos su cómplice. Es aquí donde radica la diferencia principal entre los dos tipos de razón: la discursiva y la poética. El reto es encontrar un modo de expresión intersubjetiva que no se limite a la explicación clara y racional, por considerarla insuficiente y estéril. Recurrir únicamente a ella equivaldría a romper el secreto. Para resolver esta aporía, Zambrano se esfuerza por compartirlo respetando su misterio, por lo que opta por ofrecer vías oblicuas de acceso a través de la imagen, el símbolo, y la metáfora, elementos todos ellos esenciales para la puesta en práctica de su razón poética.